lunes, 23 de abril de 2012

Juicios apresurados que matan



Había una señora que desconfiaba mucho de todas las personas... Siempre estaba culpándolas por cualquier cosa, así que vivía prácticamente sola, con la sola compañía de una muchachita.
Una de las cosas que más quería era una aguja de oro con la que tejía todas las tardes, hasta que un día se le extravió totalmente. Entonces acusó a la muchacha de ser ella quien se la había robado, y por eso la echó de su casa.
Una tarde la señora decidió ir al patio y encontró un lindo nido que le llamó la atención, subió a ver a los pichones y …¡sorpresa!, encontró que su aguja de oro había estado ahí, en el nido, todo el tiempo.
Por lo visto el pájaro había tomado el hilo con la aguja para construir su nido.
La señora se sintió muy mal por haber despedido a la única persona que en verdad la cuidaba y la quería.

Nosotros debemos aprender a no juzgar a las personas antes de saber la verdad, porque nos podemos equivocar, y muchas de esas equivocaciones duelen mucho.

Cuantas veces hemos destruído a alguien por juzgarle apresuradamente.
Recordemos lo que dice la Palabra de Dios: «con la medida con que Uds. midan serán medidos»
«No harás injusticia en el juicio, ni favoreciendo al pobre ni complaciendo al grande; con justicia juzgarás a tu prójimo». Levìtico 19:15.

Fuente: http://estrenandodia.blogspot.com/

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