domingo, 15 de abril de 2012

EL HOMBRE QUE SE CREÍA MUERTO


EL HOMBRE QUE SE CREÍA MUERTO
Había un señor muy aprensivo respecto de sus propias enfermedades y, sobre todo, muy temeroso del día en que le llegara la muerte.
Un día se le ocurrió, entre otras muchas ideas locas, que quizás ya estaba muerto. Y le preguntó a su mujer:
- Dime, mujer, ¿no estaré muerto yo?
La mujer rió y le dijo que se tocara las manos y los pies.
- Ves, ¡están tibios! Eso quiere decir que estás vivo. Si estuvieras muerto, tus manos y tus pies estarían helados.
Al hombre le sonó muy razonable la respuesta y se tranquilizó.
Pocas semanas después,  salió A la nieve a cortar algunos árboles. Llegado al bosque, se quitó los guantes y comenzó a hachar. Al rato, al pasarse la mano por la frente, notó que la mano estaba fría. Recordando lo que le había dicho su esposa, se quitó los zapatos y las medias y confirmó con horror que sus pies también estaban helados.
Entonces ya no le quedó ninguna duda: se “dio cuenta” de que estaba muerto.
- No es bueno que un muerto ande por ahí talando árboles –se dijo. Así que dejó el hacha al lado de su mula y se tendió quieto en el piso helado, las manos en cruz sobre el pecho y los ojos cerrados.
A poco de estar allí, una jauría de lobos comenzó a acercarse a las alforjas donde estaban las provisiones. Y como nadie los detuvo, destrozaron las alforjas y devoraron todo lo que había de comestible. El hombre pensó: «Suerte tienen de que estoy muerto pues si no yo mismo los echaba a patadas».
La jauría siguió husmeando y descubrió el mulo atado a un árbol. Fácil presa era de los filosos dientes de los lobos. El burro chilló y coceó pero el hombre sólo pensó qué podía haberlo defenderlo si no fuera porque él estaba muerto.
En algunos minutos dieron cuenta del burro, y la jauría, insaciable, siguió rondando el lugar. No pasó mucho tiempo hasta que uno de los lobos sintió el olor del hombre.Yvio al hachero tirado inmóvil en el piso. Se acercó lentamente (muy lentamente, porque todo hombre era muy peligroso y engañador). Y pronto todos los lobos, babeando por sus fauces, rodearon al hombre. «Ahora me van a comer –pensó éste—. Si no estuviera muerto, otra sería la historia».
Los lobos se acercaron... ...y viendo su inacción se lo comieron.


Moraleja: No te mueras antes de tiempo. No te des por vencido antes de ser vencido...  No te declares perdedor antes de llegar al tiempo de la evaluación final. Porque... por ahí andan los lobos....

Fuente: estrenando-dia. 

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