“EL MENSAJE DE LAS CARTAS CATOLICAS
PARA EL MUNDO DE HOY -”SAN PABLO DE
TARSO
San Pablo Apóstol. También llamado el Apóstol de los
Gentiles y San Pablo de Tarso. Nacido entre los años 5 y 10, en la ciudad de Tarso
(actual Turquía)
y ejecutado por órdenes del emperador Nerón, en el año 67 en Roma). Aunque no
perteneció al círculo de apóstoles de Jesús,
Pablo es reconocido por los católicos como un Santo. Fue el principal
propagador del Cristianismo entre los gentiles, teniendo
una participación decisiva en la expansión de la Iglesia. Sus escritos son
considerados fuentes significativas de la doctrina de la primitiva iglesia
cristiana.
Nacimiento y educación
Pablo nació en una familia judía acomodada, de la tribu
de Benjamín, en Tarso. Se le dio el nombre de Saúl, en memoria del primer rey
de los judíos. Por ser Tarso una ciudad dentro del Imperio
Romano, gozó de ciudadanía romana. Como todo ciudadano de la época,
tenía dos nombres: Saúl, su nombre judío, que
significa invocado, llamado, y su segundo nombre romano, el único
usado en sus epístolas, Paulo o Pablo, que
significa pequeño o poco.
Según la costumbre judía, desde los cinco años aprendió a
leer la Biblia hebrea.
A los quince años, fue enviado a Jerusalén para
formarse a fondo en el conocimiento de la Escritura y de las tradiciones y
métodos rabínicos. A su educación rabínica debe Pablo, no sólo muchas ideas
religiosas y un conocimiento a fondo del Antiguo
Testamento, sino también su dialéctica y su método exegético.
Aunque criado en una ortodoxia rigurosa, mientras vivía
en su hogar de Tarso estuvo bajo la influencia de la cultura griega, que en ese
tiempo había penetrado todos los niveles de la sociedad en el Asia Menor.
Por lo que desde su juventud, aprendió igualmente la lengua griega, que era la
corriente en Tarso.
Según la costumbre judía, aprendió también el oficio de
fabricante de tiendas. Durante su actividad apostólica Pablo lo ejercía para ganarse
el sustento, y vivir independientemente
LA
PERSONALIDAD DE PABLO
Pablo
predicando a los gentiles
El exterior del apóstol no era impresionante ni
atrayente; sus adversarios le echaban en cara que «su presencia era poca cosa y
su palabra despreciable»;
él mismo alude también a su exigua estatura corporal.
Su salud era débil: sufría una enfermedad que él mismo califica de aguijón de
su carne y ;
es un sufrimiento doloroso, humillante y crónico, como lo confirma.
El apóstol poseía temperamento de jefe, voluntad de
hierro, constancia inquebrantable, sentido para la iniciativa, extraordinaria
capacidad de trabajo y resistencia. Su temperamento era, además, apasionado,
impetuoso y dominador, y se entregaba de modo total al amor o al odio. Sin
embargo, junto a su férrea voluntad, tenía también un alma de fina sensibilidad
y condescendencia, y un corazón lleno de ternura,
que se pegaba a los hombres y despertaba fuerte simpatía, que sentía
profundamente la necesidad y el dolor de los demás.
Como pensador, fue esencialmente un espíritu intuitivo,
que concebía la religión más por visión inmediata que por razonamiento
discursivo. La naturaleza y el arte le decían muy poco; era más bien un
psicólogo introspectivo. Sus comparaciones e imágenes están tomadas
generalmente de la vida ciudadana, de los soldados o del derecho.
Era un hombre que creaba interés en torno a sí, que
atraía a los demás y emanaba amistad. La lista de veintisiete nombres en
la Carta a los Romanos[9]nos
descubre una pequeña parte del círculo de sus amigos íntimos. Escribe una carta
a un amigo rico para salvar la vida y recomendar a un esclavo al cual ha hecho
su hermano en Cristo en la prisión. Es agradecido con
los pequeños favores, y se interesa por la iglesia en Jerusalén cuando
los malos tiempos ponían a los pobres en dificultad.
LA
CONVERSIÓN
Pablo en el camino a Damasco; Hacia el año 34 aparece como un
recto joven fariseo,
fanáticamente dispuesto contra los cristianos. Creía que la nueva secta era una
amenaza para el judaísmo por lo que debía ser eliminada y sus seguidores
castigados. En los Hechos de los Apóstoles se narra que estuvo
presente cuando San Esteban, el primer mártir, fue apedreado y
muerto, aprobando la acción. Fue poco después cuando Pablo experimentó la
revelación que iba a transformar su vida.
Mientras iba a la ciudad de Damasco para
continuar su persecución contra los cristianos y hacerles renegar de su fe,
Jesús se le apareció y tirándolo al suelo le pregunta: «Saúl, Saúl, ¿por qué me
persigues?. Por la luz sobrenatural quedó ciego. Pablo le preguntó: «Señor,
¿qué quieres que haga? ». Jesús le pide un profundo acto de humildad ya
que se debía someter a quienes antes perseguía: «vete donde Ananías y él te lo
dirá».
Después de su llegada a Damasco, siguió su conversión, la
sanación de su ceguera por el discípulo Ananías y su bautismo. Pablo aceptó
ávidamente la misión de predicar el Evangelio de Cristo; se apartó del
mundo para pasar tres años en Arabia en
meditación y oración antes de iniciar su apostolado. Jesús lo constituyó
Apóstol de una manera especial, sin haber convivido con Él. Es por tanto, el
último apóstol constituido. Su vida es totalmente transformada en Cristo:
"Lo que era para mí ganancia, lo he juzgado una
pérdida a causa de Cristo. Y más aún: juzgo que todo es pérdida ante la
sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por quien perdí todas
las cosas, y las tengo por basura para ganar a Cristo."
Desde entonces se convierte en un hombre verdaderamente
nuevo y totalmente movido por el Espíritu
Santo para anunciar el Evangelio. Saúl desde ahora se llamará
con el nombre romano: Pablo. La rabia de los judíos ortodoxos contra este
"traidor" era tan fuerte que tuvo que escapar, siendo bajado por la
pared de la ciudad en una canasta. Al llegar a Jerusalén, fue vigilado por los
judíos cristianos, que no podían creer que él, que tanto los había perseguido,
se había convertido.
Los viajes misioneros
Este periodo de doce años (45-57) fue el más activo y
fructífero de su vida. Comprende tres grandes expediciones apostólicas, de las
que Antioquía fue siempre el punto de partida y que, invariablemente,
terminaron por una visita a Jerusalén.
PRIMERA
MISIÓN
PRIMER VIAJE DE
PABLO.- De regreso a su ciudad nativa de Tarso, se unió a Bernabé y juntos viajaron
a Antioquía, donde encontraron tantos seguidores que fue fundada una iglesia.
Fue aquí donde los discípulos de Jesús fueron llamados cristianos por primera
vez (del griego Christos, ungido).
Después de ir a Jerusalén, para asistir a los miembros de
la iglesia que estaban escasos de alimentos, estos dos misioneros regresaron a
Antioquía y después navegaron a la isla de Chipre; durante su
estancia convirtieron al procónsul, Sergius Paulus. Una vez más en tierra
de Asia Menor,
cruzaron las montañas Taurus y visitaron muchos pueblos del interior,
particularmente aquellos en que habitaban judíos. Generalmente en estos lugares
Pablo primero visitaba las sinagogas y predicaba a los judíos; si ellos lo
rechazaban entonces predicaba a los gentiles.
En Antioquía de Pisidia, lanzó un discurso memorable a
los judíos, concluyendo con estas palabras: «Era necesario anunciaros a
vosotros en primer lugar la Palabra de Dios; pero ya que la rechazáis y
vosotros mismos no os juzgáis dignos de la vida eterna, mirad que nos volvemos
a los gentiles. Pues así nos lo ordenó el Señor: Te he puesto como la luz de
los gentiles, para que lleves la salvación hasta el fin de la tierra.»
Después de esto, volvieron a Jerusalén donde los ancianos
trataban el tema de la posición de la Iglesia (constituida todavía en su
mayoría por judíos), hacia los gentiles convertidos. La cuestión de la circuncisión fue
problemática porque para los judíos era importante que los gentiles se
sometieran a este requisito de la ley judía. Pablo se mostró en contra de la
circuncisión, no porque quisiera hacer un cristianismo fácil sino porque
comprendía que el Espíritu ahora requería una circuncisión del corazón, una
transformación interior. Planteó que la ley no puede justificar al hombre sino
sólo la gracia recibida por medio de Jesús.
EGUNDA MISIÓN
SEGUNDO
VIAJE DE PABLO
Duró del año 49 a 52,
llevó Pablo a Silas, su nuevo asistente, a Frigia, Galacia, Troas, y a través
de Europa,
a Filipos en Macedonia. Lucas, el médico, era ahora un miembro del
grupo. Fueron a Tesalónica, y después siguieron a Corinto y Atenas. En esta última
ciudad, Pablo predicó en el Areópago y algunos de los estoicos y epicúreos lo
escucharon y discutieron con él informalmente atraídos por su intelecto
vigoroso, su personalidad magnética, y su enseñanza ética. Pero más importante,
el Espíritu Santo tocaba los corazones de aquellos que abrían su corazón podían
comprender que Pablo tenía una sabiduría nunca antes enseñada.
Pasando a Corinto, se encontró en el mismo corazón del
mundo griego-romano, y sus cartas de este período muestran que él está
consciente de la gran ventaja en su contra, de la lucha incesante contra el
escepticismo e indiferencia pagana. Él, sin embargo, se quedó en Corinto por 18
meses, y tuvo un éxito considerable. Un matrimonio, Aquila y Priscila, se
convirtieron y llegaron a ser muy valiosos servidores de Cristo. Volvieron con él
a Asia. Fue durante su primer invierno en Corinto que Pablo escribió las
primeras cartas misioneras. Estas muestran su suprema preocupación por la
conducta y revelan la importancia de que el hombre reciba el Espíritu Santo, ya
que solo así hay salvación y poder para bien.
TERCERA MISIÓN
TERCER
VIAJE DE PABLO
Cubrió el periodo del 52 a 56. En Éfeso, ciudad importante
de Lidia, donde el culto a la diosa griega Artemisa era muy
popular, Pablo fue motivo de un disturbio público ya que los comerciantes veían
peligrar sus negocios de imágenes de plata de la diosa que allí florecía.
Después, en Jerusalén, causó una conmoción al visitar el
templo; fue arrestado, tratado brutalmente y encadenado. Pero cuando fue ante
el tribunal, él se defendió de tal forma que sorprendió a sus opresores. Fue
llevado a la ciudad de Cesarea por el rumor de algunos judíos en Jerusalén, que
lo habían acusado falsamente de haber dejado entrar a gentiles en el templo;
así planeaban matarlo. Fue puesto en prisión en esa ciudad, esperando juicio
por aproximadamente dos años bajo el procónsul Félix.
Los gobernadores romanos deseaban evitar problemas entre
judíos y cristianos, por lo que postergaron su juicio de mes en mes, pero
Pablo, que conocía perfectamente las argucias de sus enemigos, apeló al
Emperador. En consecuencia, esta causa podía sólo ser despachada en Roma.
LA
CAUTIVIDAD
VIAJE DE PABLO A
ROMA
El viaje desde Cesarea a Roma fue descrito por Lucas con
una viveza de colores y una precisión que no dejan nada que desear. El centurión Julio
había enviado a Pablo y a otros prisioneros en un navío mercante en el que
Lucas y Aristarco pudieron sacar pasaje. Dado que la estación se encontraba
avanzada, el viaje fue lento y difícil.
Bordearon las costas de Siria, Cilicia y Panfilia.
En Licia los prisioneros fueron transferidos a un barco dirigido a Italia, pero unos vientos
contrarios persistentes los empujaron hacia Chipre, alcanzado la costa con
mucha dificultad. Pablo aconsejó invernar allí, pero su opinión fue rechazada y
el barco derivó sin rumbo fijo durante catorce días terminando en las costas
de Malta.
Desde aquí toma el camino hacia Roma y tiene la alegría
de ser recibido por los hermanos -que han recorrido a pie 50 kilómetros-, pues
el Apóstol no es ningún desconocido: habían recibido, tres años antes, su
gran Carta a los Romanos. En Roma, existía una comunidad de cristianos,
cuyo origen se ignora y que Lucas describe como numerosa y célebre por su fe y
sus obras. El cristianismo había sido llevado a Roma por mercaderes judíos y
permaneció al lado de las sinagogas. Cuando el emperador Claudio murió, la
ciudad contaba con unos 50.000 judíos procedentes de regiones muy distintas,
diseminados en las varias sinagogas de la capital del Imperio.
Pablo, llega a Roma en el 61 para ser juzgado.
Durante dos años, reside vigilado en una casa particular en el centro de la
ciudad, cerca del Tíber, años que emplea para evangelizar y
escribir. Pasado ese tiempo, el proceso se desvanece por falta de acusadores.
EL MARTIRIO EN
ROMA
CÁRCEL
MAMERTINA
Después del incendio de Roma en el año 64, Nerón acusa a los
cristianos de ser los autores del hecho y Pablo es arrestado y encadenado en la
cárcel Mamertina. Después de dos años es condenado a la decapitación, pues por
ser romano, no podía ser crucificado. La sentencia será ejecutada fuera de las
murallas aurelianas, en la Vía Hóstiense, en el año 67. Su muerte ocurrió al
mismo tiempo que la del Apóstol Pedro), obispo y primer Papa de la Iglesia de
Roma.
Las inscripciones del segundo y tercer siglo en las
catacumbas nos dan evidencia de un culto a los Santos Pedro y Pablo. Esta
devoción nunca ha disminuido en popularidad.
TRASCENDENCIA
DE SU OBRA
Pablo Contribuyó a configurar y clarificar la identidad y
fisonomía de la Iglesia. Ayudó a coordinar y a organizar mejor la misión
universal de la Iglesia, de modo que unos se dedicaran a predicar a los
gentiles, y otros, a los judíos, poniendo las bases para que se desencadenara
un movimiento de expansión, por encima de las fronteras étnicas, culturales y religiosas,
reforzando el avance territorial con la creación de pequeñas comunidades que
vivieran y difundieran también el mensaje de Jesús, y estableciendo una red de
comunicación entre las comunidades mediante visitas, envío de mensajeros o
cartas.
LAS
CARTAS O EPÍSTOLAS.- Se atribuyen a Pablo trece cartas o epístolas, llamadas
comúnmente "las Epístolas paulinas":