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El modelo educativo por Competencias persigue así una convergencia entre los campos social, afectivo, las habilidades cognoscitivas, psicológicas, sensoriales, motoras, del individuo.

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El aprendizaje y el trabajo cooperativo es un enfoque que trata de organizar las actividades dentro del aula para convertirlas en una experiencia social y académica de aprendizaje

Curso de Teologia en la educacion

La palabra “teología” viene de dos palabras griegas que significan TEO = DIOS, Logos Estudio; esto quiere decir “el estudio de Dios..

Soy el Autor del Blog

Docente en la especialidad de Filosofia y Teologia, especializaciones en Administracion y gestion institucional, dedicado a la docencia y formacion de los estudiantes en las Areas de Religion Pewrosna y familia.

Filosofia = Amor a la Sabiduria

La filosofía de origen griego, se compone de dos vocablos: philos (“amor”) y sophia (“pensamiento, sabiduría, conocimiento”). Por lo tanto, la filosofía es el “amor por el conocimiento”.

domingo, 12 de mayo de 2019

ESPÍRITU SANTO Y CARISMAS DENTRO DE LA IGLESIA


Tema:          ESPÍRITU SANTO Y CARISMAS DENTRO DE LA IGLESIA
Realizamos carteles sobre los dones del Espíritu Santo y carismas dentro de la Iglesia
NI POR UN MILLÓN:

En un caluroso día de mayo fue llevada a la casa de la Caridad de la madre Teresa Calcuta una mujer reducida a un pequeño bulto deforme y maloliente, un pobre Cuerpo sin carnes muy semejante a una radiografía, con las llagas abiertas hablan de una larga historia de sufrimiento; la madre Teresa mientras lava delicadamente con agua desinfectando todo el cuerpo, invita a otra hermana que traiga un tónico ya una tercera le pide un caldo tibio;  la mujer sea reanima los ojos desencajados cobran vida, la mujer pregunta a la Madre Teresa de Calcuta ¿porque hace esto? porque te quiero le dice solamente la madre Teresa
la mujer le toma la mano con mucha fuerza y le pide que le diga de nuevo, La madre le dice con mucha dulzura te quiero, la mujer estrecha las manos las de la madre teresa las lleva sobre su pecho y entre labios se dibuja una tierna sonrisa, el Periodista que estaba acompañando toda esta escena se retira un poco por las náuseas que le provoca el mal olor de las llagas y dice huele muy mal el cuerpo muy  maltrecho de aquella mujer.
 también el periodista le pregunta a la madre teresa de Calcuta ¿Por qué lo hace? ¿quién le da la fuerza? yo no lo haría por todo el oro el mundo, la madre Teresa de Calcuta lo mira con amor y le responde Yo tampoco con una sonrisa yo lo hago sólo por el señor Jesús
Respondes las Interrogantes:
·         ¿Por qué la Madre teresa realiza estos actos?
·         ¿Qué es lo que le daba fuerza para atender a los más necesitados?
·         ¿Por qué el periodista no entendía el trabajo de la Madre teresa?

Dos Nos habla:

Carta a los Efesios:  Ef. 5, 8-9: "En otro tiempo ustedes eran tinieblas, pero ahora son luz en el Señor. Pórtense como hijos de la luz, con bondad, con justicia y según la verdad, pues ésos son los frutos de la luz."
Respondes las Interrogantes:
·         ¿Qué significa ser luz en el señor?
·         ¿de que manera se porta un hijo de la Luz?
·         ¿se puede ser bueno sin ser generoso? ¿Por qué?

Profundicemos:
¿QUÉ SON LOS CARISMAS DEL ESPÍRITU SANTO? ¿COMO SABER CUÁLES SON VERDADEROS?
Por: P. Miguel Ángel Fuentes, I.V.E. | Fuente: Institudo del Verbo Encarnado // www.teologoresponde.com.ar 

El primero y principal don que recibe la Iglesia es el don personal del mismo Espíritu Santo (Rom 5,5; 8,15...) que nos ha sido merecido por Jesucristo, don también del Padre (Jn 3,16). Ese don increado del Espíritu produce como consecuencia inmediata la caridad, calor de su fuego (1 Cor 12,31. 14). Ella es por eso el mejor y más excelente de los dones. Luego, toda la multiforme acción de Jesucristo por su Espíritu y del Espíritu en Jesucristo, crea esa innumerable variedad de carismas, vibraciones y aspectos de aquella increada y creada caridad. Unidad radical y  originadora: el Espíritu; y diversidad incesante de efectos de la misma (1 Cor 12,4; 1 Pet 4,11).

S. Pablo nos ha ofrecido varias clasificaciones de carismas (Rom 12,6 ss.; 1 Cor 12; Eph 4,11 ss.). Evidentemente, no quieren ser exhaustivas. Es empeño inútil e imposible tratar de hacer por eso un esquema rígido dentro del cual cupiese toda la infinita dinámica del Espíritu. Pero sí que nos indica claramente: 1°: que todo en la Iglesia es don por parte de Dios; los diversos ministerios también, empezando por el apostolado estricto de los doce y de Pablo (1 Cor 12,28; Eph 4,11), y de la jerarquía que les sucede (1 Tim 1,18; 4,11-12; 4,16); 2°: que todo carisma, por personal y particular que quiera pensarse, es, directa o indirectamente, para la común utilidad de la Iglesia (1 Cor 12,7), para la edificación del cuerpo de Cristo (1 Cor 14; Eph 4,12; cfr. 1-Pet 4,10); 3°: que el Espíritu los distribuye libérrimamente, como quiere y a quien quiere (1 Cor 12,11; Eph 4,7).

PODEMOS CLASIFICARLOS DEL MODO SIGUIENTE:
a) Carismas ministeriales oficiales: jerarquía, sacerdocio ministerial (con sus múltiples quehaceres magisteriales, sacramentales, pastorales en general), vida religiosa en cuanto organizada y aprobada por la jerarquía, el estado matrimonial, etc.
b) Las diversas vocaciones particulares para entrar en esos ´órdenes´ ministeriales.
c) Las gracias personales privadas que recibe cada cual, y que pueden ser a su vez ordinarias y extraordinarias, según el modo normal o no de darse aquéllas, y que generalmente se acompaña en el segundo caso de una toma de conciencia (psicologismo) de la presencia y actuación de las mismas.
d) Hechos trascendentales, maravillosos que dentro de la historia de salvación que vive la Iglesia, impactan más o menos su realización, p. ej., grandes figuras proféticas y santas, acontecimientos impresionantes, obras de largo alcance y repercusión, etc.
Aquí trataremos únicamente de los dos últimos apartados, ya que los otros suelen estudiarse bajo otros conceptos.

CARISMAS E IGLESIA. -La Iglesia es pueblo todo él profético, sujeto a esa acción del Espíritu en todos y cada uno de sus miembros, clérigos y seglares, hombres y mujeres, de todos los pueblos y tiempos. Todo en la Iglesia es pues carismático, pero, en el lenguaje ordinario, la palabra carisma no suele aplicarse a la asistencia y acción del Espíritu Santo a la Jerarquía, ni a su presencia y acción en los sacramentos, etc., sino que se reserva para designar esa acción, ordinaria o extraordinaria, llamativa o silenciosa, pero en cualquier caso imprevisible y misteriosa por la que, del modo que quiere y cuando quiere, se hace presente y actúa el Espíritu Santo distribuyendo luces y dones. Elemento en gran parte irregistrable para nosotros, pero en parte sí registrable, al menos en sus resultados y consecuencias. Elemento vital y necesario, como lo es también el oficial, y que pertenece, por tanto, a la realidad íntima de esa Iglesia; por tanto, siempre se tiene que dar en la misma. Así no hay que extrañarse de que los signos maravillosos, antes prometidos, se hayan prodigado en su historia, más en algunos momentos claves, como tuvo lugar en los primeros tiempos cristianos.
Su disminución en otros nada significa, ya que la distribución de los mismos se rige por la providencia del Espíritu. La tesis del racionalismo liberal de que la jerarquía surge por la cesación de aquéllos es dogmáticamente herétíca e históricamente insostenible.

Es más, los carismas maravillosos se convirtieron en un lugar común de la apologética cristiana primitiva. Y esto a pesar del peligro iluminista que hizo pronto su aparición (gnosis, crisis montanista, etc.). Ello llevó a plantear a los Padres el problema del ´discernimiento de espíritus´, de la crítica de los ´profetas´ y de sus doctrinas, de las señales que garantizasen su misión, de precisar el valor de ciertos carismas (Didajé, Hermas, Orígenes... ). Pero siguieron afirmando su existencia, su valor y su necesidad en el vivir eclesial. Y explicaron el hecho de que no siempre se den en igual medida los carismas extraordinarios en los diversos periodos de la vida de la Iglesia, poniendo de relieve que en plenitud se habían dado sólo a Jesucristo, y con medida a su complemento (pléroma) la Iglesia; pusieron además el acento en ese elemento profético -diluido- de la santidad en la Iglesia que se expresa principalmente por la caridad de los cristianos, por la virginidad y por el martirio. 
(S. Juan Crisóstomo, Expositio in Psalmo 44,3: PG 55,186; In Ep. ad. Tim. 3;h.10: PG 62,551-552; S. Agustín, In Io 14,10: PL 35,1508 ss.; íd. Sermo 116: PL 38,659 ss.; íd. De utilitate credendi: PL 42,90-91).

Quiere decir esto que los carismas ordinarios y sencillos, privados, si queremos así llamarlos, se dan sin cesar más o menos abundosamente en el vivir normal de los fieles cristianos, con su repercusión imponderable para el conjunto total de la vida de la Iglesia. Cierto que los milagros, profecías, etc., también se dan en ella, y más de lo que a veces se piensa (es innegable la significación de fenómenos como el de Lourdes en todo su conjunto, por citar un caso perfectamente documentado). Y serán argumentos apologéticos más o menos valiosos para acreditar la presencia del Espíritu en la misma (piénsese en lo que dice el conc. Vaticano I, sessio III, cap. 3: Denz.Sch. 3013). Pero no debe olvidarse a los carismas sencillos; e incluso puede afirmarse, siguiendo a los Padres, que debe ponerse el acento en ellos.
La Teología dogmática de los siglos precedentes al XX estudió poco el tema. No así los estudiosos de la Teología espiritual, como, p. ej., el P. Arintero. En cambio la Eclesiología del s. XX, en parte para corregir errores de algunos ´movimientos carismáticos´ mal orientados, en parte por una profundización en algunos puntos del dogma antes menos estudiados, ha fijado en ellos su atención, para subrayar que la acción del Espíritu Santo, tanto por la asistencia a los medios institucionales como por su acción inesperada, constituye la intra-historia de la Iglesia. Sería, pues, un error desconocer uno u otro aspecto. La vida divina de caridad, los santos, las virtudes de los fieles, son la irradiación de espiritualidad que, como fermento del mundo, la Iglesia difunde siempre.
Ese elemento carismático es el que explica en gran parte páginas capitales de su Historia. Recuérdense los casos proféticos de un Francisco de Asís, de una Catalina de Siena, de una Teresa de Ávila, de una Teresa del Niño Jesús, por citar algunos. Y tantas iniciativas privadas de reforma y mejora que partiendo de la base santificaron a toda la Iglesia.

ERRORES Y DEFORMACIONES. 
Pueden darse en dos direcciones fundamentalmente:
a) En el orden de la espiritualidad y de la vida mística como ocurre en todos aquellos planteamientos en los que, de manera más o menos clara, se otorga una primacía a los fenómenos místicos extraordinarios, valorándolos más que la práctica de la caridad y de las demás virtudes. En su extremo, encontraríamos al quietismo con sus diversas manifestaciones.

b) En el orden de la vida eclesial como sucede con todos aquellos planteamientos que, olvidando la íntima unidad que existe entre institución y carisma extraordinario, oponen el uno al otro, otorgando una primacía a lo carismático sobre lo institucional, a lo que, previamente. han concebido como no animado por el Espíritu. En este sentido todos esos movimientos implican un error dogmático, bien porque (como ocurrió con Montano, v., y con algunos movimientos surgidos a partir de Joaquín de Fiore, especialmente con los Fratricelos) piensen que la obra de Cristo no fue definitiva y afirmen que se ha dado una nueva y radical efusión del Espíritu que instaura un orden nuevo; bien porque (como ocurre con el protestantismo) piensen que la Iglesia puede ser infiel a su mandato originario, lo que, llevado a sus últimas consecuencias, conduce a intentar buscar un contacto con el Espíritu Santo al margen de toda institución como sucede, en mayor o menor grado, con los cuáqueros, los adventistas, los pentecostales, etc.
Actividad Nª 1 Explica la clasificación de los carismas de la Iglesia los errores y deformaciones.

¿QUÉ SON LOS CARISMAS EN LA IGLESIA? Por: Alvaro Díaz | Fuente: catholic-link 
Te lo explicamos en 10 sencillos puntos

Probablemente hemos escuchado que en la Iglesia hay muchos carismas y nos podemos preguntar: ¿eso qué significa? Si la Iglesia que ha fundado Jesucristo es universal y es una sola.

1. Los carismas son regalos del Espíritu Santo
Debemos comenzar por lo esencial. Sabemos que cuando Jesús reúne a sus discípulos y les encomienda la tarea de anunciar su Evangelio, les promete que no estarán solos en esta misión, y les envía el Espíritu Santo. En Pentecostés los apóstoles son bendecidos con diversos dones para su misión, y a lo largo de la historia el Espíritu sigue bendiciendo a cada uno de nosotros. A estas gracias del Espíritu las podemos llamar carismas (la palabra carisma viene del griego charis y se traduce como gracia). Son precisamente estos regalos que recibimos, cada uno o de manera colectiva, para edificar la Iglesia y para el servicio de los demás. El Espíritu no solo actuó en esa ocasión, continúa haciéndolo hoy, Él es quien anima, alienta y sigue edificando a la Iglesia.

2. Son una riqueza para la Iglesia y para el mundo
El propósito de estos regalos es seguir edificando la Iglesia, seguir propagando el Evangelio, para mantener viva la misión original de hacer presente la Buena Nueva y comunicarla a todos los hombres. Estos dones del Espíritu requieren de la generosa colaboración de quienes los reciben, de la disposición no solo de acogerlos sino de ponerlos en servicio de este propósito, de hacerlos fructificar.

3. Dios actúa a lo largo de la historia. Su acción es dinámica, viva, llena de sorpresas
Es muy consolador saber que la acción de Dios se mantiene a lo largo de más de 2000 años y que es la garantía que la Iglesia perdure; incluso sabiendo de las debilidades humanas, de tantas fragilidades y de tantos pecados. Dios, que se mantiene fiel a su intención, sigue actuando en cada momento histórico. Él otorga sus carismas (que son respuesta para el hombre situado en un momento histórico específico) a quienes quiere.

4. Los carismas son concretos y reales
Cuando el Espíritu Santo ha regalado a la Iglesia diferentes carismas, estos se han concretado y se han hecho reales a través de personas que los han expresado a través de su vida y de sus obras. Podemos recordar en la historia de la Iglesia distintas expresiones y rostros concretos, por ejemplo: san Agustín, san Benito, san Francisco de Asís, santo Domingo, santa Teresa, san Ignacio de Loyola, san José María Escrivá, entre otros. Cada uno, en una época con necesidades particulares, van plasmando una espiritualidad que, aunque distintas entre sí, no se han alejado de la Espiritualidad única de la Iglesia sino que la han enriquecido. No es que ellos se hallan inventado una manera de vivir la fe, sino que han respondido a un llamado que Dios les ha regalado para edificar a su Iglesia.

5. El Espíritu de Dios nos une a pesar de nuestras diferencias
¿Cómo mantener la unidad de la Iglesia si hay diferentes carismas y espiritualidades? La manera como podemos aproximarnos a esta diferencia es desde la complementariedad, es decir valorando la riqueza que cada experiencia puede aportar. Podrá pensarse por ejemplo que los más valiosos son los carismas misioneros, apostólicos, que hacen muchas obras concretas para ayudar, para evangelizar y menospreciar el valor de los carismas contemplativos, que acentúan la vida de oración, de recogimiento, de silencio. Ambos se complementan y cada uno aporta una riqueza para el propósito común.

6. Somos distintos, pero de la misma familia
«Hay diversidad de carismas, pero el Espíritu es el mismo» (1 Cor 12,4).
La Iglesia que quiso Jesús es Universal, ella es capaz de acoger y abrigar a todos. Las diferencias que tenemos (incluso lo que hacemos parte de una misma familia) son una riqueza; no todos estamos llamados a ser iguales. Piensa por ejemplo en tu propia familia: en ella hay diferencias, en las personalidades, en las opiniones, en las maneras de aproximarse a la realidad, en los gustos, etc. Lo que los une no es que todos sean iguales, sino el amor que se tienen y el objetivo y propósito común. Analógicamente la Iglesia permanece unida a pesar de distinciones, gracias al Amor de Dios, al Espíritu Santo.
 
7. ¿Por qué competir? Vamos a construir
«La comunión en la Iglesia no es pues uniformidad, sino don del Espíritu que pasa también a través de la variedad de los carismas y de los estados de vida. Éstos serán tanto más útiles a la Iglesia y a su misión, cuanto mayor sea el respeto de su identidad. En efecto, todo don del Espíritu es concedido con objeto de que fructifique para el Señor en el crecimiento de la fraternidad y de la misión» (Juan Pablo II).
Dada la diversidad y la variedad de carismas que el Espíritu ha suscitado, a veces pudiera pasar que uno se pregunte si es que hay uno mejor que otro, incluso en algunas ocasiones parece que entre miembros de diferentes grupos y movimientos eclesiales hubiera comparaciones o hasta competiciones. Si se comprende que no se trata de mostrar quien es mejor, sino reconocer que cada uno es valioso porque ha sido querido por Dios en algún momento, se podrán enfocar las diferentes acciones en una misión común que edifique a la Iglesia.

8. No hay mejores ni peores
El valor que representa cada uno de los carismas está dado por el amor con el cual Dios los ha querido que existan y embellezcan a su Iglesia. Una figura bonita es pensar en la Iglesia como un gran jardín, y los carismas como distintas flores que pueden ocuparlo. Si todas las flores fueran iguales sería bonito, pero, ¡qué hermoso sería este jardín entre mayor variedad de colores, formas y aromas tuviera! flores distintas que enriquecen, aportando cada una lo propio de su ser.
«Extraordinarios o sencillos y humildes, los carismas son gracias del Espíritu Santo, que tienen directa o indirectamente una utilidad eclesial; los carismas están ordenados a la edificación de la Iglesia, al bien de los hombres y a las necesidades del mundo» (Catecismo 799).

9. Somos una sola Iglesia
¡Qué grande es nuestra fe! ¡Qué don más grande hemos recibido de Dios! tan grande que no se agota con el paso de los años, no se agota a pesar de muchas maneras de expresarla. La fe que hemos recibido es maravillosa y nos debe llenar de esperanza, que a pesar de que el mundo constantemente cambie, con desafíos novedosos que nos pareciera no saber cómo responder, la misericordia de Dios es mayor y nos sorprende siempre con su presencia, con la creatividad propia de su Espíritu que se las ingenia para ofrecer al mundo lo que necesita, a través de sus dones y sus carismas que se encarnan en personas y realidades concretas.

10. Nuestra misión es única
Finalmente, hay que recordar que los carismas en la Iglesia, entendidos como esos dones de Dios, siempre han tenido una intención y un propósito: manifestar el amor de Dios en el mundo, el amor misericordioso que Dios tiene a cada uno de los hombres. La Iglesia de Cristo es la expresión más real y cierta de que Dios nos ha amado, nos ama y nos amará eternamente. Dios quiere que todos los hombres encuentren la Salvación y los carismas son esos detalles bondadosos que tiene para manifestar esta realidad.

Actividad Nº2 ¿cómo podemos entender que hay estas distinciones de carismas ?, ¿cuál carisma es el válido o cuál es el mejor? Explica



PARA QUÉ SIRVEN CARISMAS
Son regalos que el Espíritu Santo da a quien quiere con una finalidad Hablamos ahora de dones espirituales, no del don natural que tienen muchas personas con carisma para determinadas actividades humanas. Con frecuencia, no somos conscientes de todo lo que recibimos constante y gratuitamente de Dios. Por ejemplo, en el bautismo y otros sacramentos los cristianos reciben los “dones del Espíritu Santo”, de forma ordinaria y permanente.

Estos maravillosos siete dones son:


¿Qué son los carismas según el catecismo?
El Catecismo (799) dice al respecto: “Extraordinarios o sencillos y humildes, los carismas son gracias del Espíritu Santo, que tienen directa o indirectamente una utilidad eclesial; los carismas están ordenados a la edificación de la Iglesia, al bien de los hombres y a las necesidades del mundo”.
Por tanto, los carismas son gracias del Espíritu Santo que permiten actuar en aspectos o circunstancias determinadas. Los carismas no son requisitos para la salvación personal, no es más santo el que tenga mayores carismas, y no se reciben por el bautismo ni por ningún otro sacramento.
¿Para qué son los carismas?
Dios los concede de forma incomparable dentro de la Iglesia, por los méritos de Cristo, para el bien común, y para la renovación y construcción y utilidad de la Iglesia. En cada carisma el Espíritu revela su presencia con un don que también es un servicio.
El Espíritu Santo los concede a quien quiere, con lo que lo capacita y dispone para asumir algunas obras y funciones específicas.
El n. 800 del Catecismo dice: ”…son una maravillosa riqueza de gracia para la vitalidad apostólica y para la santidad de todo el Cuerpo de Cristo. Los carismas constituyen tal riqueza siempre que se trate de dones que provienen verdaderamente del Espíritu Santo y que se ejerzan de modo plenamente conforme a los impulsos auténticos de este mismo Espíritu…”.
¿Cómo actúan?
Son gracias que pueden ser desde transitorias a más o menos constantes. El Espíritu Santo los da y los quita según su beneplácito. Por eso se debe discernir cada expresión de apariencia carismática si provienen de Dios, o no.
Los carismas surgen con formas nuevas y diferentes según las necesidades de la Iglesia.
¿Cuáles son los carismas?
Es un empeño inútil tratar de hacer un esquema rígido dentro del cual cupiese toda la infinita dinámica del Espíritu. No hay listados exhaustivos de carismas. Sin embargo, san Pablo enumeró una serie de carismas en su primera Carta a los Corintios (12, 4-12): “Ciertamente, hay diversidad de dones, pero todos proceden del mismo Espíritu. Hay diversidad de ministerios, pero un solo Señor. Hay diversidad de actividades, pero es el mismo Dios el que realiza todo en todos. En cada uno, el Espíritu se manifiesta para el bien común. El Espíritu da a uno la sabiduría para hablar; a otro, la ciencia para enseñar, según el mismo Espíritu; a otro, la fe, también el mismo Espíritu. A este se le da el don de curar, siempre en ese único Espíritu; a aquel, el don de hacer milagros; a uno, el don de profecía; a otro, el don de juzgar sobre el valor de los dones del Espíritu; a este, el don de lenguas; a aquel, el don de interpretarlas. Pero en todo esto, es el mismo y único Espíritu el que actúa, distribuyendo sus dones a cada uno en particular como él quiere. Así como el cuerpo tiene muchos miembros, y sin embargo, es uno, y estos miembros, a pesar de ser muchos, no forman sino un solo cuerpo, así también sucede con Cristo”.
Aunque no podemos elaborar un listado completo de carismas, sí se han realizado esquemas orientativos:
·         Los que se refieren a la instrucción de los fieles: el carisma de apóstol, de profeta, de doctor, de evangelista y de exhortador, la palabra de sabiduría, la palabra de ciencia, el discernimiento de espíritus, el don de lenguas, el don de interpretar las lenguas.
·         Los que tiene que ver con el alivio de los fieles: el carisma de limosna, de la hospitalidad, el don de asistencia, el de la fe, las gracias de curaciones, el poder de milagros.
·         Los relacionados con el gobierno de la comunidad: el carisma de pastor, el de aquel que preside, los dones de ministerio, los dones de gobierno.
·         Hay muchos más carismas, como son, por ejemplo, el carisma de la vida religiosa, el carisma de la infalibilidad del Papa.
En cualquier caso, la Iglesia, prudentemente establece que “parece siempre necesario el discernimiento de carismas. Ningún carisma dispensa de la referencia y de la sumisión a los pastores de la Iglesia” (n.800 del CIC).




Aplicamos lo aprendido:
·         Realizamos carteles sobre los dones del Espíritu Santo y carismas dentro de la Iglesia
·         Explica dos carismas que más resalten en tu comunidad.
·         Realiza un Organizador Visual de los carismas del Espíritu santo.
·         Explica cada uno de los dones des Espíritu santo.
·         ¿de qué manera actúa los dones y carismas del Espíritu santo y cuanto estoy dispuesto a aceptarlos?